DespuÈs de un
auspicioso debut con ìNarcotangoî, Carlos
Libedinsky redobla la apuesta en este segundo
trabajo. El desafÌo no tiene que ver con la idea
de profundizar la afinidad de (aparentes)
contrarios entre el tango y la m™sica
electrÛnica, ni en forzar fusiones estÈticas
artificiales, sino con la decisiÛn de volver a
poner el tango en el centro de la escena. Las
herramientas tecnolÛgicas de las que hace uso
est·n naturalizadas en una m™sica que descansa
en la melancolÌa de una Buenos Aires cosmopolita
y moderna. Las canciones le pertenecen a
Libedinsky, rodeado de m™sicos eclÈcticos
(MatÌas Rubino en bandoneÛn, Quique CondomÌ en
violÌn, Rosana Laudani en voz, Fernando del
Castillo en baterÌa y percusiÛn, Sebasti·n Monk
en piano y teclados, Ariel NaÛn en contrabajo,
Gustavo Perlo, Rosana y Carlos en coros) y
conductor de una b™squeda que intenta
neutralizar los clishÈs del tango y la
electrÛnica.