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CULTURA  


 
 
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Tango narcótico  


Se presenta en el León de Greiff el grupo Narcotango, que fusiona tango con sonidos electrónicos. Su creador, Carlos Libedinsky, habló con cromos de su música adictiva.




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Hace exactamente dos años, cuando el grupo argentino Narcotango se presentó por primera vez en Colombia, vivió una experiencia que no ha sentido en ningún otro lugar. “Nos sorprendió que el público tarareaba nuestras canciones y ninguna tiene letra, toda es instrumental”, cuenta Carlos Libedinsky, fundador y líder del grupo argentino.

La experiencia puede repetirse este viernes y comprueba lo que Libedinsky ha dicho sobre el tango: “Es como una droga que nos genera una increíble, sensual y poderosa adicción”. De ahí el nombre de la agrupación y la pasión de este músico por un género que se ha renovado con sonidos electrónicos y que ha seducido a las nuevas generaciones argentinas con sonidos alegres y melancólicos, que son parte de la vida de Buenos Aires.

También está “invadiendo” de nuevo al mundo, pero no con nostalgia por Carlos Gardel ni orquestas legendarias. Ha sido a través de su exploración, luego de que este músico, compositor y guitarrista pasara por el rock, el pop, el blues, composiciones para teatro, la música contemporánea, renacentista y medieval. Un trabajo en el que se destacan otras agrupaciones como Bajofondo, Gotan Project y Tanghetto.

Su primera revelación fue a los 30 años (hoy tiene 46), cuando empezó a tocar tango tradicional y de su autoría. La segunda fue cuando empezó a bailarlo, a los 40: “En las giras siempre había milonga (salón de baile) y como estábamos en un rincón, aburridos, los profesores también nos enseñaron a bailar”, algo que despertó sus ganas de darle un aire contemporáneo a un género intocable para los puristas.

Libedinsky lo tocó sin ofender y comenzó a explorarlo con las influencias del Trip Hop (género electrónico suave), de grupos como Massive Attack y Portishead. “Cuando oía esos grupos me impulsaba a bailar tango, estaban ligados por su intensidad y erotismo”, y en su recorrido como bailarín adicto encontró también que se estaba desarrollando otra manera de bailar, pero no una música que la acompañara.

 Se metió al estudio, mezcló, grabó y cuando otras personas oyeron su música notó que las hacía bailar. Así comenzó su música y dentro de la corriente de nuevo tango que viene del sur, Libedinsky aclara que esos sonidos electrónicos “son sólo otro instrumento, nuestro trabajo está en la composición”.

En cinco años van únicamente dos discos, Narcotango y Narcotango 2, y este mes sale su tercer trabajo, que tendrá además DVD. Esta vez el espectáculo no solamente tendrá bandoneón, piano y violín, sino batería, bajo, guitarra eléctrica y un video DJ. Una mezcla complementada por una cantante con el efecto narcotizante al estilo de Libedinsky: “La voz es otro instrumento, me interesa lo que pasa en la audiencia cuando no tiene letra, porque la música los lleva por diferentes paisajes”.

 
     
 
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